Juan-Miguel Villar Mir, Académico de Honor de la Real Academia de Doctores de España

11 de diciembre de 2013

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Imagen que muestra a Juan-Miguel Villar Mir, presidente de Grupo villar Mir de OHL, Académico de Honor de la real Academia de Doctores de España

El presidente de Grupo Villar Mir y de OHL, Juan-Miguel Villar Mir, ha sido investido hoy Académico de Honor de la Real Academia de Doctores de España ( RADE) en un acto celebrado en el auditorio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su sede de San Bernardo.

Juan-Miguel Villar Mir recibió la Medalla y el título de Académico de Honor de manos del presidente de la RADE, Luis Mardones, y la “laudatio” corrió a cargo de Jaime Lamo de Espinosa, Académico de Número de la Sección de Ingeniería.

Tras agradecer a todos los miembros de la RADE su elección como Académico de Honor y recordar la historia de esta institución, que cuenta ya con 98 años de existencia, Juan-Miguel Villar Mir pronunció un discurso que versó sobre el tema La empresa al servicio de la sociedad.

En su extensa intervención, el presidente de OHL analizó la evolución del mundo, con las transformaciones vividas en el ámbito de la ciencia y de la tecnología y también en el de la empresa y el mercado. Se refirió a los límites de la función del Estado y a la relación de la empresa con su entorno social. Abordó los criterios tradicionales en las enseñanzas de administración de empresas y la aparición de nuevos conceptos en las tareas empresariales, como la globalización y la innovación. Aludió a la Responsabilidad Civil en el Derecho Español y a la nueva Responsabilidad Social Corporativa, que ha añadido nuevas condiciones y objetivos a la gestión empresarial, y concluyó con unas consideraciones finales sobre el servicio a los demás.

Sobre estos aspectos, Juan-Miguel Villar Mir subrayó que “el mero conocimiento científico no es capaz, a lo largo de la historia, de aumentar el bienestar de la humanidad”, y que “sólo cuando surge la aplicación tecnológica de la ciencia, sólo cuando surge la ingeniería, aparece en la historia del mundo el avance del bienestar”.

Igualmente, destacó “la clara supremacía del mercado como condición de libertad y como motor del bienestar, pues los mayores niveles de bienestar sólo han resultado posibles en regímenes de verdadera libertad económica, donde se reconoce el papel indiscutible y la supremacía de la libertad, de la iniciativa individual, de la propiedad privada y del mercado”.

“En ese ámbito de economía de mercado -añadió- se han alcanzado crecimientos sin precedentes; crecimientos que no hubieran sido posibles sin la figura del empresario, figura impulsora de la creación de renta, riqueza y empleo y que contribuye de manera directa a la generación de crecimiento y bienestar; que se están viendo impulsados por la aparición de nuevos grandes conceptos como la globalización y la innovación”.

El presidente de OHL recordó que “los españoles tenemos ya sustancialmente alcanzados, en democracia, los grandes objetivos de libertad, justicia y paz”. Sin embargo, respecto a la aspiración a niveles crecientes de bienestar material, advirtió que “para conseguirlos, la palabra clave, la gran palabra, es el aumento de la productividad, el aumento de la producción por persona, que sólo es posible con empresas más eficaces”.

Globalización e innovación

En relación con la globalización, la innovación y la crisis económica actual, el presidente de OHL manifestó respecto a nuestro país que “España tiene la imperiosa necesidad de crear el valor que le permita consolidar primero su nivel de bienestar para retornar luego a su crecimiento en el futuro. Y esto, en una economía abierta como la española, sólo se consigue con más productos y más servicios capaces de competir en el inevitable mercado global”.

“España -dijo- se enfrenta a uno de los mayores retos económicos de las últimas décadas y ello nos obliga a adoptar importantes reformas estructurales, que deben acompañarse de medidas orientadas a favorecer la creación de empleo y a fortalecer las bases de nuestro futuro desarrollo económico, social y empresarial”.

“El impacto de la crisis financiera, los esfuerzos de consolidación fiscal y el importante coste que suponen las elevadas tasas de desempleo para nuestra sociedad no pueden hacernos olvidar que el bienestar social del país y su futuro desarrollo y crecimiento económicos están ligados a la educación, a la capacidad de generar conocimientos científicos, tecnológicos e innovaciones y a la necesidad de liderazgo empresarial en I+D, como motores de cambio y progreso en un contexto de acelerada transformación e intensa competencia internacional”.

“En 2008 -añadió-, la erosión producida a lo largo del quinquenio anterior en la competitividad de la economía española pone de relieve la urgencia de abordar un ambicioso proyecto que contemple medidas destinadas a promover la generación de conocimientos científico-técnicos, su aplicación y difusión al conjunto del tejido productivo, así como a favorecer la generación y la adopción de innovaciones claves para la modernización del país en su conjunto”.

“La economía española -subrayó- debe mejorar su competitividad. Debe asentarse sobre bases más sólidas y sostenibles a largo plazo, mediante la apuesta por una industria competitiva y orientada a la exportación. Nuestra industria sigue estando especializada en sectores maduros de contenido tecnológico medio-bajo, en los que el factor competitivo es el precio; a diferencia de los sectores más avanzados tecnológicamente en los que el factor competitivo es la singularidad del producto. Por ello, en nuestro país la evolución de los costes de producción es mayoritaria y desafortunadamente el principal elemento determinante de nuestra capacidad exportadora”.

“Para que el país sea más competitivo, sus empresas deben ser capaces de generar más valor añadido. Y es reconocido que la manera de crear más valor añadido es la innovación”.

En ese sentido, para Juan-Miguel Villar Mir, “una de las causas que explica la escasa contribución de la productividad total de los factores al desarrollo económico de España es la poca actividad innovadora que ha existido en nuestro país incluso en épocas de bonanza. La innovación española se diferencia de la de otros países desarrollados por su menor tamaño y por el menor peso relativo del sector privado respecto del público”.

Apoyó esta afirmación recordando que el gasto interno en actividades de I+D representó en 2012 el 1,30 % del PIB, según el último dato facilitado por el Instituto Nacional de Estadística, y que este registro sigue por debajo de la media de casi el 2 % de la Unión Europea y muy alejado del 3 % al que se aproximan los Estados Unidos de América y del 3,5 % de Japón.

Hacia una industria más competitiva e internacional

Para avanzar hacia una industria más competitiva y de mayor proyección internacional, y teniendo en cuenta la estructura del tejido productivo español, marcado por el excesivo peso de las pymes y su especialización en sectores de bajo valor añadido, Juan-Miguel Villar Mir propuso seguir fomentando las inversiones en I+D, favorecer la creación de empresas de base tecnológica, aumentar la incorporación de tecnología en empresas de los sectores tradicionales y apostar firmemente por integrar la innovación en la sociedad española, en su sistema educativo, en su escala de valores y en su cultura científica.

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