El Viaducto Bicentenario es una autopista elevada diseñada para mejorar el tráfico en el área norte de la Zona Metropolitana del Valle de México. Proyectado en tres fases que suman 32 kilómetros, tiene en operación, con carácter reversible, la primera fase de 22 km, así como un primer km del segundo cuerpo previsto en la fase II, paralelo al viaducto en operación.
Se levanta sobre la autopista México-Querétaro en el corredor que une el país, por el norte, con los Estados Unidos de América. Con 300.000 vehículos diarios constituye la ruta más densamente transitada de todo el país.
Para afectar al mínimo el tráfico diario y optimizar los tiempos de ejecución, se recurrió a un único turno de trabajo nocturno y al uso de grandes elementos de prefabricados de hormigón.
Debido a la sismicidad elevada de la zona, las columnas del viaducto son más anchas en el sentido transversal. En dicho sentido la columna trabajará como péndulo invertido ante fuerzas sísmicas.
Es la primera vía de peaje que opera dentro de la zona urbana y además funciona de manera reversible, atendiendo a los picos de tráfico. Para ello, está dotada de un moderno sistema de telepeaje con tecnología punta que permite un acceso fluido al viaducto con velocidades de hasta 60 kilómetros por hora (km/h), completamente automatizado y con un diseño de control en la entrada y flujo libre de detección a la salida.
El viaducto elevado lleva por nombre Bicentenario por haber sido el 2010, año de su inauguración, la conmemoración de los dos siglos de la independencia de México.
Beneficios a la comunidad:
- Movilidad ciudadana y reducción de emisiones contaminantes
- Generación de empleo local
- Minimización de impacto ambiental y contribución al desarrollo sostenible. La iluminación a lo largo de todo el viaducto se logra con luminarias de bajo consumo alimentadas mediante energía solar